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viernes, 11 de mayo de 2018

Europa y Estados Unidos tiran de la cuerda en direcciones opuestas

Por Matraquito91

Europa presiona a Washington para lograr que sus empresas puedan continuar comerciando con Irán, pese a las nuevas sanciones decretadas por la Administración estadounidense. Se tratan de exoneraciones que, si se logran, permitirían preservar la rentabilidad de las empresas tanto como salvar el acuerdo nuclear.

Pero el gran objetivo europeo, como quedó expuesto en la declaración conjunta del pasado martes de Merkel, Macron y May, constituye preservar el pacto, es decir, que la salida de Estados Unidos no cause su abolición, que siguiese vivo con uno menos. Para ello Irán exige garantías tales como que se mantengan los incentivos del acuerdo, o sea, las inversiones extranjeras.

Por su parte, en lo que le planteó el presidente francés, Emmanuel Macron, al mandatario iraní, Hasan Rohani, en la conversación telefónica que sostuvieron esta semana, «acordaron seguir trabajando conjuntamente con todos los estados afectados para poder aplicar el acuerdo nuclear y así preservar la estabilidad regional».

Asimismo, la canciller federal alemana, Angela Merkel, ofreció declaraciones con la misma intencionalidad: «Vamos a respetar el acuerdo y hacer todo posible para que Irán cumpla con sus responsabilidades». Ahora, en dicho proceso los ministros de Asuntos Exteriores de los tres países europeos firmantes del acuerdo se congregarán la semana próxima con los representantes iraníes.

De hecho, la voluntad política de Europa es clara y general. Aunque ponerla en práctica, y salvar el acuerdo a fin de cuentas, resulta un camino mucho más complejo. Y es que la Casa Blanca tiene muy poco interés en cooperar y los europeos cuentan con un brevísimo margen de tiempo para negociar tales exenciones.

No olvidemos que las nuevas sanciones se ejecutarán de aquí a seis meses, dependiendo de la región en cuestión. Y para el sector bancario y el energético, solo habrá 180 días para abandonar paulatinamente los contratos en vigor con empresas o demás intereses iraníes.

No obstante, aunque se puedan establecer protecciones legales para las compañías europeas, su impacto estaría limitado sin el aval de Washington. En definitiva, que si una compañía actúa en el gran mercado norteamericano y en el pequeño mercado iraní, tendrá clarísimo cuál de los dos debe proteger.

Cabe mencionar que desde que se llegó al acuerdo nuclear con Irán en 2015, fueron fundamentalmente compañías europeas las que se movieron para firmar acuerdos con Irán, ya que Europa siempre ha sostenido más relaciones diplomáticas y comerciales con este país que con los EE.UU. Además, muchos aprecian el tesón del Viejo Continente en salvar el acuerdo nuclear como un intento de proteger sus intereses económicos en Irán, colocándolos por encima hasta de la misma seguridad.

«Las sanciones estadounidenses a Irán pegarán duro a cualquier compañía estadounidense, pero se encaminan más a las europeas», advirtió recientemente Carl Bild. Igualmente existen gigantescas inversiones en peligro. Tanto la compañía de aviación europea Airbus como la estadounidense Boeing, por ejemplo, verán revocadas sus licencias para comerciar aviones de pasajeros a Teherán, notificó el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin. Dichos contratos están valorados en alrededor de 39 000 millones de dólares. Así que háganse una idea de cuánto dinero se pierde con todo esto.