El arado ¿hallazgo histórico o error humano?
Hace más de 10 mil, años los humanos eran casi por completo nómadas, aborígenes que cazaban y recolectaban comida en donde podían; pero el mundo estaba saliendo de un ciclo de frío y empezó a ponerse muy caliente y seco. Ya quienes habían estado cazando y buscando comida en zonas altas se dieron cuenta de que las plantas y los animales a su alrededor estaban muriendo y que los animales se mudaron a los valles con ríos en busca de agua. Este cambio ocurrió en muchos lugares y las personas, confinadas a estos valles fértiles pero limitados geográficamente, debieron asentarse y empezar a cultivar, lo que requirió labrar la superficie de la tierra para que las plantas prosperaran y los nutrientes del suelo salieran a la superficie, además, para que la humedad penetrara lejos de los fuertes rayos del sol.
Al inicio usaron palos afilados que sostenían con la mano pero pronto empezaron a usar un arado sencillo, en su momento empujado por ganado que resolvía los principales problemas. Fue así como comenzó la agricultura, que ya no constituía solamente una desesperada alternativa al estilo de vida nómade sino una verdadera fuente de prosperidad para los humanos.
La agricultura se estableció bien hace 2 mil años durante el Imperio romano y hace 900 años durante la dinastía Song en China y estos granjeros eran cinco o seis veces más productivos que los recolectores a los que habían reemplazado. Además, de momento, se hizo posible que un quinto de la población cultivara suficiente comida para alimentar a todos. Las personas comenzaron a especializarse en diferentes profesiones y comenzó una próspera etapa donde surgieron tareas como hornear pan, producir ladrillos, talar árboles, , fundir metales, crear carreteras, armar ciudades, dígaes, comenzar a escribir la historia de la humanidad.
Pero por supuesto, un mayor suministro de comida significaba más competencia para controlar el excedente y fue esa competencia la que creó dirigentes y dirigidos, amos y sirvientes y empezó a haber una desigualdad de riqueza que no existía en las épocas de los cazadores-recolectores. El excedente permitió el ascenso al poder de reyes y soldados, burócratas y clérigos, que se organizaron de manera astuta para vivir del trabajo de los otros y construir la llamada pirámide social.
Las primeras sociedades agrarias podían ser bastante desiguales, pues por ejemplo: durante el Imperio romano se llegó cerca del límite biológico de la desigualdad, pues si los ricos hubieran tenido más de los recursos del imperio la gente simplemente se hubiera muerto de hambre.
Pero no solo eso, pues el arado hizo más que crear las raíces de la civilización, con todos sus beneficios y desigualdades, sino que los diferentes tipos de arado llevaron a diferentes tipos de civilizaciones. Los primeros arados sencillos que se usaron en el Medio Oriente funcionaron muy bien por miles de años y llegaron al Mediterráneo, donde solamente eran herramientas ideales para cultivar la tierra dura y áspera. Pero luego se desarrolló una herramienta muy diferente, dígase del arado de vertedera, creado primero en China y luego en Europa.
Este arado de vertedera hace un surco en la tierra y la da vuelta, que en terrenos secos no sirve porque se desperdicia la preciada humedad de la tierra, pero en los fértiles suelos mojados de Europa del Norte el arado de vertedera era muy superior que cualquier otro, pues mejoraba el drenaje y mataba la maleza de raíz profunda, que era convertida en abono.
El arado era sencillo, pues necesitaba solamente de dos animales para tirarlo y funcionaba mejor con una técnica de arado simple, que recorría el cuadrado de tierra de un lado a otro. Esto hacía que la agricultura fuera una práctica individual, pues un granjero podía vivir solo con su arado, sus bueyes y su tierra.
Pero el arado de vertedera requería de un equipo de ocho bueyes o caballos, por tanto, seguía la disparidad.