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sábado, 9 de junio de 2018

Los juguetes son parte esencial del mundo de los niños

Por dianelysllorca

Los juegos de la infancia han estado determinados por los avances tecnológicos en la construcción de juguetes y por los cambios sociales, educativos y urbanísticos que han experimentado nuestros pueblos y ciudades. Los tiempos cambian, las generaciones de seres humanos son distintas, y los juegos que elegimos cuando somos aún pequeños se relacionan con esos nuevos momentos de la humanidad.

A pesar de los datos que se tienen sobre la pelota, la mayor antigüedad de la que se tiene noción en el mundo del juguete la atisbamos en las muñecas. Alrededor del 3.000 A.C. existían pequeñas figuras -hechas de arcilla, hueso y madera- usadas como símbolos míticos y religiosos de muerte y poder. A los niños y niñas de aquella época se les permitía jugar con ellas a pesar del valor ritual que poseían. Igualmente existen indicios de la existencia de objetos utilizados como juguetes en la América precolombina o en el Imperio Romano

Los juguetes han experimentado grandes cambios desde entonces, pasando desde los puramente artesanales, hechos con materiales de desecho por los propios niños como el cartón o la hojalata, a los juguetes tecnológicos que funcionan con microprocesadores. Coches, motocicletas, talleres, cocinas, teléfonos móviles, ordenadores... Los juguetes imitan a la perfección el modo de vida y los objetos que interesan a los adultos. Actualmente, los juguetes preferidos han dejado de ser la pelota, los juegos de mesa y los muñecos que caminan, como tampoco lo son los soldaditos de plomo o los coches a motor. Hoy la electrónica acapara enormemente el mercado infantil con los videojuegos. La fabricación de juguetes en gran escala comienza en la segunda parte del siglo XIX y se desarrolla en las primeras décadas del XX. Además, se empiezan a utilizar materiales más modernos, como la cuerda, que le permitía al juguete un movimiento propio. Se empieza a utilizar a la vez madera policromada, trapo y cera. El papel y el cartón fueron también materiales importantes en la fabricación de los juguetes. Durante más de tres décadas, y hasta la aparición del plástico, el juguete de la era industrial coexiste con el tradicional de carácter popular, hecho de barro, madera o papel.

La palabra juguete es un tanto heterogénea. Incluye en sí misma a una enorme variedad de productos -existen miles de clases de juguetes diferentes- que se clasifican en centenares de categorías según los materiales utilizados en su fabricación -plásticos, madera, metal, textil, papel, cartón, etc.-, los mecanismos incorporados en los mismos -con movimiento, sin movimiento, eléctricos, a pilas, a resorte-, el proceso de producción -inyección de plástico, imprenta, etc.- que lógicamente influye sobre el producto final, y el uso por edades. Esta gran variedad de productos nos dibuja un sector muy variado, que acumula a cientos de miles de trabajadoras y trabajadores en todo el mundo (primordialmente las primeras), múltiples factorías de producción diseminadas por el globo (principalmente en China y sudeste asiático), un mercado potencial de millones de niños, niñas y adultos consumidores y un puñado de compañías, cada vez mayores y más globales, que mueven los hilos del funcionamiento del mercado internacional de la diversión y los juguetes.

Hasta mediados del siglo XX la producción se concentraba en los países de mayor consumo, como Estados Unidos o los países de la Europa Occidental. Tras la Segunda Guerra Mundial, las principales empresas productoras localizaron sus plantas en países con menores costos laborales para aumentar su rentabilidad. Los asentamientos productivos se reubicaron en un primer momento en Japón, en los años 60, en Hong Kong, Taiwán y Corea y hacia finales de la década de los 70 en China, Malasia e Indonesia. Así, la producción se alejó progresivamente de los centros de consumo para ubicarse en zonas con bajos salarios y legislación más flexible.

Hoy, debido a esta causa, la producción mundial de juguetes se ha concentrado en Oriente, en especial en China. Este proceso global se ha venido a denominar deslocalización.

La realidad del sector, sin embargo, se sitúa lejos de esta panorámica. Jornadas laborales excesivamente prolongadas, salarios muy bajos y ausencia de derechos sindicales son algunas de las características más importantes. Otras como las condiciones de trabajo peligrosas, la discriminación de género, la falta de higiene y pagos tardíos e insuficientes son lugar común, según relatan diversas fuentes citadas a lo largo de nuestra investigación, en la industria internacional del juguete.