Un lustro con un Papa latinoamericano
En marzo de 2013 nació una nueva era para la Iglesia Católica: el cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio se convirtió en Francisco, primer Papa jesuita y latinoamericano en la historia. La fumata blanca anunció a la feligresía que el cónclave había elegido un sucesor para el trono de Pedro, pero nadie sospechaba que este llegaba desde el Nuevo Mundo.
La consagración de Francisco marcó muchas vidas y planteó nuevos retos para el flamante Obispo de Roma, quien dejó claro desde el principio que predicaría con el ejemplo y que continuaría con su estilo de vida sencillo y humilde. A un lustro del acontecimiento, el Sumo Pontífice permanece firme ante sus principios de austeridad, justicia y reformas.
Como Vicario de Cristo, Francisco ha impulsado importantes cambios administrativos en el Vaticano, entre ellas las modificaciones en la Curia Romana y la aprobación de una Secretaría de Economía para gestionar las finanzas de la Santa Sede. Además, rompió el silencio de la Iglesia ante los recurrentes casos de abusos sexuales a niños a manos de curas, y creó una comisión que lucha para prevenir y castigar la pederastia. Amén de crear reglas al respecto, da un seguimiento cercano a las víctimas.
Reconocido por sus simpatías con la Teología de la Liberación, Francisco ha intercedido a favor de los derechos de los emigrantes, mediante la prédica a favor de tender puentes en lugar de levantar muros. Además, Bergoglio es un “cuervo” consecuente, o sea, hincha del club argentino de fútbol San Lorenzo de Almagro, cuya cuota paga religiosamente desde 2008.
Entre los hitos del Papado de Francisco destacan algunos de gran impronta para la paz mundial y el entendimiento. Por ejemplo, en diciembre de 2014 se supo que medió personalmente en el histórico acercamiento entre los gobiernos de Cuba y Estados Unidos, para comenzar los que fue llamado el “deshielo” entre dos naciones largamente antagónicas.
De hecho, en septiembre de 2015 realizó un viaje apostólico a Cuba y a Estados Unidos, donde se convirtió en el primer Papa que interviene en una sesión conjunta del Congreso norteamericano. Medio año después, camino a México, hizo una escala en La Habana para sostener un encuentro histórico con el Patriarca ortodoxo Kiril de Moscú, el primero entre los jefes de ambas iglesias desde el Cisma de 1054.
A su vez, en septiembre de 2017 viajó a Colombia para apoyar los acuerdos de Paz entre el gobierno de ese país y la guerrilla de las FARC. Más acá, hizo historia al avalar un milagro atribuido a Oscar Arnulfo Romero, que despeja el camino a la canonización del obispo mártir de El Salvador, cuyo asesinato desató una cruenta guerra civil. Calificado por algunos de liberal, humanista podría ser el término que mejor define a Francisco, un religioso que no quería ser papa, que asegura que la Iglesia debía pedirle perdón a los gays, y que considera que es preferible ser ateo que un mal cristiano...