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miércoles, 5 de septiembre de 2018

Después de Guantánamo, triunfa en Uruguay

Por Arango

Tras 12 años detenido en la base estadounidense de Guantánamo (Cuba), el sirio Ahmed Ahjam no hablaba castellano, su única labor conocida era la joyería y tenía los bolsillos vacíos. Entonces decidió viajar a Uruguay. Cuatro años después se ha convertido en el único de los seis exprisioneros que arribaron al país sudamericano en alcanzar la independencia económica tras inaugurar una tienda de dulces árabes en uno de los principales mercados de Montevideo.

La apertura fue un éxito y Ahjam no paró de atender un cliente tras otro. “Estoy muy agradecido con todos los uruguayos. Yo sé que la mayoría está de mi lado”, dijo en español tras despachar a una joven que llevó una caja de baklava, un pastel con pasta de pistachos.

Para la inauguración cortó una cinta con los colores de la bandera uruguaya ante la mirada del alcalde de Montevideo, Daniel Martínez.

Sonriente y con una cesta en sus manos, Ahjam -de 41 años- comenzó luego a repartir unas bolsitas con unas galletas dulces árabes llamadas ma´amul. Primero invitó a las personas que se acercaron a participar de la inauguración y luego a visitantes y otros trabajadores del mercado.

Esto es una señal muy importante contra la xenofobia. Por eso vine, dijo el alcalde Martínez.

Entre los presentes en la inauguración se encontraban amigos y personas que han colaborado en la adaptación de los exrefugiados como la exvicecanciller y militante de derechos humanos Belela Herrera, quien no ocultó su satisfacción.

Herrera recordó a Ahjam la noche de 2014 en la que llegó de Guantánamo junto con otros cinco ex prisioneros. Estaban los seis en una base de la Fuerza Aérea. Nos preguntaron hacia dónde estaba el este porque querían rezar. Nosotros no teníamos ni idea.

Los seis presos liberados de Guantánamo llegaron a Uruguay en lo que el entonces presidente José Mujica definió como un acto humanitario, aunque luego dijo que lo había hecho para abrir el mercado estadounidense a las naranjas uruguayas.

Ahjam dijo al llegar que era joyero de profesión y que quería trabajar como tal en Uruguay.

Sin embargo, la adaptación de los refugiados -cuatro sirios, un tunecino y un palestino- no fue fácil en un país de tan solo 3.2 millones de habitantes y un mercado económico reducido.

Ahjam no consiguió trabajo como joyero y comenzó a explorar la posibilidad de insertarse a través de la cocina.

El Centro de Desarrollo Económico lo instruyó en normas contables y de higiene alimentaria. También solventó el costo del pequeño local. Ahjam compró las materias primas, la caja registradora y otros elementos con el dinero obtenido de dulces que comenzó a vender meses atrás en ferias y eventos particulares.

El gobierno extendió un plan de ayuda para los exprisioneros hasta enero de 2019 que consiste en un salario mínimo nacional, equivalente a unos $420 mensuales, y les pagará el alquiler de una vivienda. Si lo necesitan recibirán además ayuda económica que les permita capacitarse laboralmente, mejorar su dominio del español y recurrir a ayuda psicológica.

Estaba previsto que la ayuda cesara en enero de 2018, pero la mala situación laboral de casi todo el contingente llevó a prolongar un año más el auxilio.

Estados Unidos ha usado su base en Cuba desde enero de 2002 para retener a sospechosos de tener vínculos con Al Qaeda y el Talibán, cuyos casos nunca fueron juzgados.