La sociedad y el aparato de control social
Cuando los fenómenos propiamente de determinadas sociedades son enfocados desde aparatos de control social como el cine, otras variables como la raza, en ocasiones se olvidan. Sus representaciones son el resultado de herencias culturales e históricas que establecen determinados cánones de legitimación de tratamientos, y que estos se han enriquecido o empobrecido con la validez que le han dado las diferentes estructuras sociales empoderadas. Esto trae como consecuencia, que se fijen modelos estéticos, semánticos, y sociales que han estrechado violentamente la práctica cultural, permitiendo que cada vez más el cine que es llamado comercial, se identifique con la proyección de patrones de belleza blanca. Cuando se está ante un actor o una actriz negra o el otro extremo cuando se identifica estos individuos a partir de estereotipos que los ubican como lo que denominamos ―lo malo de la película
A fines de los años 50, con los Estudios Culturales Británicos, se intenta ver la relación entre cultura y comunicación como un proceso de producción, reproducción e intercambio simbólico. Este análisis tendrá como conceptos centrales los de hegemonía de Gramsci y diferentes aproximaciones teóricas al de ideología. Entre los padres fundadores de los estudios culturales se encuentran, Raymond Williams y Richard Hoggart, que estuvieron interesados en la cultura popular expresada en la vida cotidiana de los sujetos sociales, profundizando en las prácticas interpretativas contextualizadas a partir de métodos etnográficos.
Lo anterior, argumenta la presencia de una escuela de pensamiento que en su relación con los estudios acerca de los medios masivos de comunicación, establece como elementos fundamentales del análisis entre consumidor y objeto de consumo, indicadores antropológicos como son el conjunto de símbolos, valores, mitos e imágenes que reflejan tanto la realidad como el imaginario social. Además, mientras que los pensadores de Frankfurt, anulan de alguna manera la actividad individual del hombre, los culturals studies privilegian una visión del interés en los medios que hace énfasis en la atribución de sentido a la realidad que se expone en cada una de las prácticas sociales y que están mediadas tanto por el papel que tienen estos medios como controladores sociales, como por las (re)interpretaciones que hace el individuo social de su relación con ellos, en contextos históricos específicos.
Les interesa, sobre todo, poder cumplir con el principio epistemológico de investigar a partir de la totalidad social. La relación entre los análisis institucionales en relación con el sistema cultural como un todo, y cómo la relación entre ellos reproduce la estabilidad social y cultural, no de forma estática, sino teniendo en cuenta las presiones, conflictos y contradicciones. De ahí, que el concepto de cultura manejado por esta escuela constituye la suma de todas las formas en que las sociedades le otorgan sentido a sus experiencias comunes. Este paradigma teórico, evidencia a partir del uso que le da a los datos antropológicos como enriquecedores de la realidad social en la que se encuentran inmersos, cómo en ciertas épocas, el cine se ha inclinado hacia ciertos temas con mayor o menor énfasis, como resultado del papel que juega como institución dentro del sistema cultural. Los temas raza y género son un clásico ejemplo, pues en dependencia de cómo se encuentre a nivel mundial, regional o nacional la lucha y el debate contra al racismo y la desigualdad o falta de equidad de género se configuran de forma más abierta o menos censuradas los filmes al respecto. Por sólo citar ejemplos, veremos en el epígrafe dedicado al cine cubano cómo hay una variación en los arquetipos y estereotipos de representación de las mujeres, de los negros y de la relación a los diferentes niveles entre individuos de diferentes colores de piel antes del 59 y después de esta fecha, aun cuando, como se verá también, quedan rezagos que son más o menos controlados.
Otro ejemplo que justifica esta explicación, son los debates acaecidos durante las décadas 60 y 70, acerca de los espacios de género, donde la teoría feminista, empieza a ver qué modelos de feminidad son expuestos en la cinematografía clásica y comercial. Este tipo de teoría ha servido de plataforma teórica para demostrar la función legitimadora del cine en los mecanismos de exclusión. Los análisis de este período, se centrarán en la reconstrucción del texto fílmico y en hacer visible los contenidos latentes, que han sido más efectivos en la relación espectador e imagen.
Uno de estos ejemplos fue el texto “Placer visual y cine narrativo” de Laura Mulvey en 1976, en cuya reflexión se observa la influencia del marxismo, el estructuralismo y el psicoanálisis cuando simpatiza con la identificación del texto cinematográfico como un objeto reproductor de la división social del trabajo propia del capitalismo. ―El cine clásico alinea la feminidad con la reproducción y pasividad, y la masculinidad con la actividad y la esfera de la producción.‖ Estas reflexiones apuntan a cómo, las formas de representar en el cine el corpus femenino tiende a ser erótica, y al ideal reproductivo femenino es garante de un orden social ya tradicional, el patriarcado. Los estudios que incluían variables de carácter sociológico como el género, indicaban que el cine, sí es un medio de perpetuación de estereotipos, y que funciona desde el producto cinematográfico hacia la sociedad (individuos, grupos, etc.), y desde la sociedad hacia el cine, porque comunidades, grupos, etc., reifican los mensajes recibidos a partir de las determinantes sociales que los median.