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martes, 4 de septiembre de 2018

Uruguay y otras naciones se unen en la lucha a favor del aborto

Por RaizaM.

Argentina pudo ser el próximo país en legalizar el aborto libre, y no ocurrió. Esa oportunidad histórica los políticas, unos cuantos, la tiraron por el caño, cuando la pasada semana el Senado votó a favor del No el proyecto de ley que ya fue aprobado (aunque de manera muy apretada) en el Congreso. De haberse aprobado, ¿cómo cambiaría la vida de las mujeres?

Quienes están en contra del proyecto de ley argumentan, entre otras cosas, que aumentarán las cifras de interrupciones voluntarias del embarazo. Pero, la evidencia nos muestra otra cosa: restringir el acceso al aborto no reduce el número de abortos, explica la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre los datos de interrupciones de embarazo a nivel mundial. Esta organización asegura que el 25% de los embarazos en el mundo acaban en aborto provocado.

Cuando la OMS asegura que legalizar el aborto no significa que se realicen más prácticas de este tipo se refiere a que las mujeres que desean interrumpir el embarazo suelen hacerlo aunque sea ilegal. La diferencia estriba sobre todo en que, si no hay un sistema de salud que garantice la seguridad del proceso, recurren a métodos que pueden causarles graves daños, como abortos incompletos, hemorragias, lesiones vaginales, cervicales y uterinas, infecciones o incluso la muerte.

De hecho, un informe de la Red de Acceso al Aborto Seguro de Argentina asegura, citando datos oficiales, que en el país en 2016 murieron 43 mujeres por estos procesos insalubres. De igual modo, datos oficiales cifran en 49,000 los ingresos hospitalarios en 2013 por problemas con abortos.

Para conocer los efectos de la despenalización del aborto en un país es útil mirar el caso de otras naciones, especialmente si estas tienen culturas relativamente similares. Y ya que se habla de Argentina, podemos echar un vistazo a su país vecino: el Congreso de Uruguay aprobó en 2012 la despenalización del aborto. ¿Qué ocurrió entonces? Disminuyeron los abortos y las tasas de mortalidad de las mujeres.

Repasando las estadísticas, si bien en el periodo de 1995 a 2002 se estimaba unos 33,000 abortos ilegales por año de promedio, tras entrada en vigor de la ley, en 2012-2013 se registraron 6,676 casos. También muestran que la mayor cantidad de casos ocurren en Montevideo y en instituciones públicas, informó el gobierno en una nota de prensa un año después de la implementación de la ley.

Tras estos datos, las cifras de aborto han ido aumentando paulatinamente, aunque siguen siendo inferiores a las estimadas anteriores. En el año 2017 se situaron las cifras en una media de 819 abortos mensuales, según las últimas cifras oficiales. En ellas se incluye que la inmensa mayoría de las mujeres que abortaron tenían más de 20 años y lo hicieron por voluntad propia (no por riesgos de salud o violaciones).

Otro punto importante que afecta al aborto es su efecto en la salud (y la vida) de las mujeres: el gobierno informó en 2017 que la mortalidad materna bajó de 11 casos en 2015 a 8 en 2016, por lo que se situó como el país de América Latina con los indicadores más bajos de mortalidad materna. Jorge Basso, el ministro de Salud Pública, informó este año de que su país seguirá trabajando por el bienestar de la mujer y los hijos.

Lo que argumentaron quienes defendieron el proyecto de ley era el derecho de la mujer a decidir sobre su embarazo, además de terminar con la red de clínicas clandestinas que practicaban abortos. El primer factor se logró, de acuerdo a un informe publicado en 2017 en la Revista de Ciencias Sociales: "la sola voluntad de la mujer es suficiente para que todas las instituciones de salud del país brinden este servicio", escriben los autores, Felipe Arocena y Sebastián Aguiar.